miércoles, 2 de agosto de 2017

¿Puedes hablar en público sin “sacarte el carné”?

Es probable que al leer este titular hayas pensado: “¿Carné, qué carné? No se necesita carné para hablar en público. Y la verdad es que tienes razón. Pero lo que quiero hacer en este artículo es una analogía con la actividad de conducir para reivindicar la importancia de aprender Oratoria.

Es muy habitual que yo comente en mis cursos que hablar en público es como conducir. La primera vez que lo haces te parece que hay muchas cosas de las que tienes que estar pendiente: el volante, tres pedales, el cinturón, palanca de cambios, luces, intermitentes, freno de mano… “pero ¿cómo voy a acordarme de hacerlo todo a la vez?”. La realidad es que una vez que interiorizamos la conducción, con la práctica, lo hacemos todo de forma automática. Así nos desplazamos en coche sin pensar que tenemos que utilizar los intermitentes, las luces o ponernos el cinturón.

Al hablar en público ocurre igual. Son muchas las cuestiones que hay que tener en cuenta (postura, movimiento de las manos, mirada, uso de la voz, empleo de un adecuado lenguaje, etc…) y en la Escuela Europea de Oratoria sabemos que es el buen orador aquel que sabe hacer todo ello de manera automática, habiendo integrado los conocimientos en sí. Y esa asunción se consigue a base de práctica, práctica y práctica.

El problema viene, y de ahí de nuevo la analogía de la conducción, cuando hay oradores que no han aprendido nunca las técnicas de hablar en público. ¿Se puede conducir sin haberse sacado el carné? Claro que sí. Hay gente que lo hace. ¿Eso quiere decir que conocen todo lo que se precisa para hacerlo? Probablemente no. Pues igualmente ocurre con hablar en público. “La práctica hace al maestro”, dicen por ahí. Pero una constancia que precisa primero de los conocimientos técnicos para hacerlo. Quiere esto decir que, si hablas mucho en público pero nunca te has formado en ello, es probable que adquieras “tics” que no son los más adecuados para ello: meterte las manos en los bolsillos, balancearte al hablar, acelerarte, tocarte el reloj, la corbata, la nariz, etc…

El mejor ejemplo de esto son los políticos, como colectivo que habla con mucha frecuencia en público. Lo hacen casi todos los días durante muchos años, pero si nadie les ha explicado cómo hacerlo, si no se han formado en ello, tienen sus “tics” adquiridos y no evolucionan, no mejoran.

Por eso, en la Escuela Europea de Oratoria consideramos que, por supuesto, no hace falta carné para hablar en público, pero si quieres hacerlo bien, necesitas formarte. ¿O acaso no fuiste a la autoescuela y aprobaste el examen teórico?

Una de las primeras cosas que los profesionales comentan tras hacer un curso de Oratoria es que no eran conscientes de qué errores cometían a la hora de hablar en público. En el aula, desde el minuto 1, comenzamos a indicar qué es lo que haces bien y en qué debes mejorar, haciéndote consciente de lo que te falta para ser un espléndido orador. Una vez que tengas los conocimientos (que se van integrando en cada práctica que hacemos en los cursos), ya puedes dedicarte a practicar, practicar y practicar. ¿Y tú qué opinas?


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